lunes, 5 de octubre de 2009

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Al llegar a su habitación quizo darse un tiempo para ella por lo que se tendió un par de minutos en su cama. Violeta había escogido estratégicamente la posición de esta para que al tenderse sobre ella pudiese ver el cielo e inspirarse. Fue esto lo que requería, inspiración divina. Miraba las nubes con singular atención, les preguntaba qué tan difícil era cambiar de forma con el viento que se mece junto con ellas a lo que recibía por respuesta un "Todo tiene su equilibrio, por más que cambiemos de forma, estamos siempre acompañadas por el viento". Y Violeta envidiaba sanamenta a las nubes por tener la certeza de que alguien les acompañaba, fueran a donde fueran, fuesen a Asia o a Oceanía siempre estaba el viento cuidándole las espaldas. Saber que tienes ese pilar que te afirma al piso mientras vas volando cada vez más lejos. Ese pilar sutil que te envuelve como en una niebla es lo que a veces se nos muestra como enamoramiento, es lo que te hace pensar en un ser y volverlo especial, idealizarlo completamente y ponerlo en un pedestal que quizás nunca ha estado ni estará, pero tenerlo con seguridad, con la convicción para dejar de lado lo que pudo haber sido el ayer y lo que podría llegar a ser el futuro y dedicarse a construir hoy un porvenir.
Violeta se siente desconcertada al pensar en todo esto... piensa que quizás su mente le esté jugando una mala pasada, si fuese asi volvería al estado natural de siempre, enamorarse de la vida y las cosas simples, una caminata reconfortante bajo la lluvia del otoño, el viento que le enfría las mejillas en invierno, el agua que la refresca en verano y la primavera que tanto la confunde. Pero ¿y si no fuese así?, sencillo, encontraría alguien con quien compartir lo que a ella le haga feliz, ya que como alguien le había dicho una vez "La felicidad es verdadera solo cuando es compartida".
Violeta se pone de pie y exclama con determinación "¡Esa es la respuesta!" y va camino a responder sus interrogantes hacia...

1 comentario:

-Cristóbal- dijo...

Me Hizo Pensar bastante, Sita Amanda.
Pero discrepo un Poco conque la Verdadera felicidad solo es la Compartida.
Me he descubierto sonriendo en total soledad mientras caminaba por las cashes.
Suerte, estimada amiga mia.
Me gusto mucho, por cierto-