"Estaba caminando por un sendero de arenilla bordeado de una especie de parque. Mientras camino veo unos árboles al lado derecho y al izquierdo una plaza de juegos para niños (con niños jugando). Sigo caminando y encuentro una cabaña de madera. Está semi en alto (debido a dificultades en el terreno). La casa tiene 3 ventanas de frente (dos junto a la puerta y otra sobre ésta). Por el costado hay 2 ventanas de tamaño normal y 1 ventanal. Antes de entrar a la casa me siento algo ansiosa, siento que me voy a encontrar con alguien que no veo hace tiempo. Al ingresar veo un living-comedor con muebles de madera, cuaderos de arte en las paredes y fotografías familiares en pequeñas estanterías. Me siento un momento en un sillón, como esperando a que lllegue alguien. Tras un par de minutos me pongo de pie y comienzo a inspeccionar la casa. Me dirijo a la cocina a ingreso a ella. Se ve con colores blancos y hay un tragaluz que permite la entrada de unos rayos de sol. A pesar de lo agradable que se ve la cocina, me siento muy incómoda en ella por la presencia de grandes cuchillos... siento como si en aquel lugar hubiese ocurrido un asesinato. Comienzo a tiritar de susto y prefiero no quedarme allí. Luego voy al dormitorio principal. Me llama la atención la decoración de carácter egipcio junto con un florero con un pequeño bouquet en él que está en un velador junto a la cama. Salgo y me dirijo al baño. Me agrada su decoración con bambues estilo tropical. Hay un gran espejo en el baño, lo limpio y me miro... esbozo una sonrisa y salgo rumbo a otra habitación, en donde encuentro una especie de cuarto para pintar. Hay una persona con un atril pintando un paisaje y muchos cuadros por toda la habitación. Me agrada estar aquí. Salgo y me dirijo a la azotea. Es como otra habitación, con un gran ventanal y una mujer rubia tocando una melodía en piano. Me siento absolutamente plena en este lugar. Tras sentir que encontré lo que buscaba, me voy de aquí tal como llegue".
Hasta aquí había sido un gran ejercicio para comenzar el 2do semestre en la clase de psicología contemporánea, hasta que la profesora comienza a dar algunos tips para la interpretación de la imaginería: "la cocina representa las relaciones amororsas, la habitación principal el trato con uno mismo, el baño los impulsos agresivos, la azotea el mundo inconsciente, la fachada de la casa es el cómo te muestras al mundo y el living los aspectos socializadores".
Cuando termina de decir eso quedo perpleja, me llama la atención que el lugar en el que peor me sentí fue en la cocina, justo el lugar vinculado con las relaciones amorosas. Tanta fue mi incertidumbre por ésto que le pregunté a la profesora que qué significaba todo ésto, a lo que respondió que yo sentía que había una posibilidad amorosa que se mostraba totalmente bien y realizable, pero que algo en mí me hacía sentir incómoda en dicha situación. Totalmente jodida. Pensé "No puede ser que aun me siga jodiendo el fantasma del primer amor". Porque es cierto, ya el tema con aquel individuo está superado, pero quedaron esas enormes cicatrices que reconozco me hacen sentir incapaz de amar de esa forma. Cuando siento que las cosas están demasiado bien, me pongo un freno y me digo "No quieres volver a sufrir como antes, ¿lo recuerdas?" y le doi término a esa relación. No quiero volver a cruzar esa línea que me lleve a estar enamorada, porque no me siento preparada para otra enorme desilusión. Puede incluso que no exista dicha desilusión, pero en estos momentos de mi vida no estoy para arriesgarme (aunque cabe mencionar que haría todos mis esfuerzos por una persona en especial...). Así es que tras ese diminuto análisis me di cuenta que estoy jodidamente atemorizada por un probable enamoramiento mio. (Vaya, no fue muy difícil darse cuenta ¿no?).
Lo segundo que me llamó la atención fue lo del living-comedor, el hecho que visualizara tantas fotografías familiares en esta habitación me hizo darme cuenta el rol fundamental de mi familia en mi persona, lo cual me sorprendió gratamente.
Lo tercero fue la fachada de la casa, que parecía ser una casa acogedora, sencilla, simple. Y me pregunté a mi misma: ¿Me verá así el mundo?. Al par de semanas mi respuesta se respondió al retomar el contacto con un amigo de infancia perdido, el que me dijo que me mostraba al mundo como una persona alegre, que disfruta de las cosas simples de la vida y feliz. Ésto también me sorprendió gratamente ya que, desde que entré a la universidad y tuve un pequeño roce con una compañera, creía que me mostraba como una harpía egoísta competitiva solo preocupada por sí misma. Aunque puede que frente algunos me vea así, depende del punto de vista.
Ahora, algo que me llamó mucho la atención fue que no divisé un patio trasero de la casa. No recuerdo bien qué interpretación se le daba a éste, pero recuerdo que cuando dijeron "Ahora miren atrás de la casa y vean qué hay" yo me quedé mirando literalmente la parte trasera de la casa, es decir las paredes de ésta. Lo que si recuerdo es que en esta parte había piso de tierra.
Por último, cabe mencionar la azotea que me hizo sentir tan bien en esta experiencia. Conectarme con mi mundo inconsciente, con la música y la danza (porque cuando oía la melodía del piano me daban ganas de danzar como una bailarina de ballet) fue algo muy bonito. Siempre me han dicho que tengo la parte artística muy desarrollada, que escribo, que me encanta la poesía, que disfruto de la música, que me gusta la danza, el teatro, la pintura y la fotografía. Y están en lo cierto. Siento que no hay nada más mio que lo artístico. Siento una plenitud espiritual cuando me desempeño en alguna de sus sub-disciplinas. La pregunta tras ésta parte del inconsciente es: ¿Por qué arte en la azotea y no psicología? Seré honesta. A veces me cuestiono si habré elegido el camino correcto al estudiar psicología y no música, por ejemplo, ya que cuando pequeña ésto era lo que quería estudiar, pero con tan poco apoyo y entusiasmo de mis padres decidí que ésto fuese un hobbie y no una futura profesión. Fue ahí cuando surgió la idea de la psicología. Espero sí en un futuro poder juntar mis dos vocaciones y generar algo innovador y, por qué no decirlo, que me de algún renombre.
Como conclusión de esta interesante experiencia, rescato el auto-conocimiento fundamental para la profesión que estoy forjando. Si tuve algunos remezones, es cierto, pero como dice el dicho: "lo que no te mata, te fortalece"
