sábado, 7 de abril de 2018

Niebla.

Nunca tuve la oportunidad de cerrar ese capítulo, siempre pensé que eventualmente se iría esa sensación, que algún día se irían  las pesadillas. Siempre pensé que se trataba de él, siempre perdí el tiempo no entendiendo mierda lo que me pasaba. Nunca fue él, mi mente siempre me impidió mirar las consecuencias, siempre me tuvo ocupada pensando en su imagen y no en lo que significó.
Nunca comprendí, nunca quise ver... Nunca le he dicho a nadie y cuando intento decirle a él no puedo, por temor a que lo malinterprete. Nunca le he dicho a nadie lo que significó para mi ese 1 de mayo del 2009... Ese día en que mi burbuja explotó, ese día en que todas las expectativas que tuve se fueron al carajo, ese día en que nunca más pude recomponerme. Desde ese día, hubo una parte de mí que se quebró y nunca volvió a ser como era, el cliché del espejo roto en que se ven las marcas se volvió cierto con los años, ahí comprendí que los clichés existen por algo. Y ese cliché me pena, ese fantasma me persigue y me inmoviliza hasta hoy, casi 9 años después ese espejo sigue roto y me impide construir nuevas expectativas.
Ese futuro rosado, esa familia perfecta con hijos de la mano, esas caminatas por la playa hasta ser viejos se quebraron... y no sé si puedo hacer eso ahora. Me aterra, me da pánico, me hace sobrepensar, racionalizar... Le sumo la historia de mis padres y obtengo una imagen bastante perturbadora del matrimonio, de pasar una vida juntos.
No quiero decirle que no me atrevo a ver un futuro juntos, no me atrevo a decirle que no es por él, que él es un hombre maravilloso, probablemente el mejor que encuentre en el mundo, pero no me atrevo a volver a abrir esas heridas del pasado ante la posibilidad futura de que mi espejo se haga mierda y esta vez no queden pedazos para rearmarlo. No me atrevo a decirle que estoy quebrada por dentro sin que no me comprenda, arriesgándome a perder lo que podría ser mi única poprtunidad de ser feliz para siempre. No me atrevo a explicarle que yo no solía tener miedo, yo no solía ser celosa, yo no solía ser insegura, que en el proceso de tratar de arreglarme dañé a otra gente en el camino, no me atrevo a mostrarle mi vulnerabilidad, porque después de la última vez que lo intenté pude ver cómo su mirada cambió, como su imagen de mi fue distinta, me sentí expuesta y aterrada a la vez, una parte de mi sintió que lo perdió aunque él lo niegue, una parte de mi sintió que ya no estaba en su altar, que pasaba a ser otro ser humano como los demás, uno importante pero otro ser humano al fin y al cabo. No me atrevo a decirle nada a él porque tras todos estos años aún no logro descubrir qué está mal conmigo, por lo que el más mínimo intento por hablarle sería como mi segunda sesión con la psicóloga hace 2 años atrás, 45 minutos continuos de mí diciendo "no sé".

Tengo miedo, veo como todos mis cercanos se estabilizan, se comprometen... siento esa presión de "Hola, tienes 26 años y sigues soltera", junto con la presión de que no quiero que mis padres partan antes de verme con un anillo en la mano, la misma mano que mi mamá se esmeró tanto por salvar cuando tuve un accidente y me rompí el dedo anular de la mano izquierda, el mismo ahinco de cuando le exigió al cirujano que dejara mi dedo perfecto porque el día de mañana habría un anillo ahí.

 Siento la presión del mundo sobre mí, siento la presión diaria de él diciéndome que quiere pasar el resto de su vida conmigo cuando yo aún no resuelvo mis temas y mi visión a futuro está con una densa niebla, la que me recordaba a los viajes por la mañana hacia Lampa pasando por Lo Echevers, esa niebla que no te dejaba ver más allá de 10 metros en frente tuyo. Así me siento, sentada en un asiento de esa micro, muerta de frío, mientras lo único que puedo ver a mi alrrededor es blanco, confiando en que el conductor no fallara, rogando para que todo pasara pronto, sin saber cómo sería, pero sabiendo que debía llegar a mi destino.  No sé cuál es mi destino y tengo terror a equivocarme, soy la peor tomando decisiones, me puedo tardar horas escogiendo algo para comer y derrepente el mundo me bombardea con la idea del matrimonio. No estoy hecha para esto, no sirvo para decidir, no sirvo para todo lo que esto significa, tengo pánico de esos amigos que un día criticaron la relación y que el día mañana se planten frente a mi diciendo "te lo dije", ya sea con lenguaje verbal o no verbal, tengo pánico a equivocarme, a tomar la decisión incorrecta y nadie me ayuda a aprender cómo perder ese miedo. Nadie me ha enseñado a qué debería hacerle caso para decidir, nadie me ha entregado una guía y yo solo veo gente que al mes de conocerse se casa, gente que después de terminar se compromete para siempre sin dudas y no entiendo cómo lo hacen, no sé si hay una receta secreta, no sé si depende de mí y de cómo otro me haga sentir, no entiendo nada y entro en pánico.

Nada de esto tiene sentido, mi miedo a perder el control cada vez se vuelve más y más irracional, mi miedo a que mis planes no salgan como lo he planificado cada vez me vuelve una persona más molesta, mi temor a no ser lo suficientemente buena cada vez me paraliza más, llevándome a estrategias estúpidas y disfuncionales, llevándome a la necesidad de emborracharme para sentirme viva, para sentir que no tengo miedos, que soy capaz, que aún hay espacio para la espontáneidad. Esos pequeños momentos son los que me han hecho volver a sentirme viva, así que bebí todo el 2017 y pasé con mi cabeza incrustada en la taza de mi baño, más que ese loco 2012 (aunque suene imposible)... y pese a que me pudo haber traido horribles consecuencias... tu estuviste ahí conmigo, nunca me abandonaste, siempre fuiste comprensivo más de lo que jamás esperé... Tras cada momento de dolor, de temor, de duda... tu siempre estás conmigo, abrazándome, apoyándome, haciendo sacrificios gigantes por mi, los que la mayoría del tiempo incluye posponerte a ti y jamás me lo sacas en cara, me haces ver que todo lo que haces es porque me amas, me haces ver que harás todo por verme feliz, aunque a veces el todo no sea bueno, aunque signifique no decirme que no y guardártelo, aunque implique que te alejes de amigas, aunque sienta que solo te hago daño con mis temores y no te lo mereces porque durante estos años no has hecho más que amarme, con tus virtudes y defectos, con tus temores y esperanzas... todo lo que has hecho ha sido darme todo de ti... Y aún así soy una malagradecida por no mostrarme cómo soy al 100%, y a veces pienso que debería decirte todo esto, que debería ser honesta porque sé que me apoyarías, que me abrazarás y me ayudarás a encontrar la manera de resolver todo, porque siempre lo has hecho... Y así sigo sin entender, sin darme cuenta de cuánto me amas, de que cuando me dices "no sabes cuánto te amo" de verdad es así, que no soy consciente de todo lo que haces por mí y todo lo que podrías hacer por mi, y eso no hace más que hacerme sentir como una malagradecida que no te merece.
No quiero que mis temores te alejen, no quiero seguir replicando el prototipo de persona herida que daña a otros, yo solo quiero esta vez cerrar ese ciclo de una vez por todas y darme la oportunidad de ser feliz junto a ti, de estar sentada en ese bus, tomando tu mano, mientras toda la niebla a mi alrededor no me perturbe, sabiendo que no tengo cómo controlar lo que ocurre a mi alrededor, pero sabiendo que meintras sostenga tu mano, nuestro destino es la felicidad. Solo quiero darme la oportunidad de ser feliz y dejar de ponerme trampas a mi misma que me lo impidan, tan solo necesito una vez más de tu apoyo y comprensión, solo necesito tu paciencia y compañía hasta sentir que las heridas han sanado... solo te necesito a ti dentro de esta neblina.