Permiteme escribir esto que acontece en mí. Deja que mis palabras tropiezen y caigan a un abismante mar, que mis pies dancen sin motivo por las calles, que mi cabello se enmarañe con el viento. Porque esto que hace correr la sangre por mis venas lo creía matemáticamente improbable desde el momento en que al volantín se le cortó el hilo y se extravió. Ese volantín lo recogió un niño algo torpe, no sabe qué hacer con él. No sabe si guardarlo para mañana o salir a jugar con él hoy. Pequeño, haz lo tirantes y ve a volar. Los volantines son frágiles en la tierra e indestructibles en los aires, así soy yo, dame ese empujoncito y me tendrás en las nubes.
Déjame acallar estos sentimientos en aparentes sueños nocturnos inconcientes, en historias ficticias creadas en tiempos de vicios profundos, en el primer pensamiento que brota desde la mente en la alborada. Déjame decirte lo que eres y significas dentro de este manual, déjame recibir un abrazo sobre esta gélida piel que no te quitará más de lo que optas por ganar.
[...Te quiero, de esa forma especial en que intento demostrar...]
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