miércoles, 3 de marzo de 2010

Navaja de Occam

Por algún motivo la vida me llevó allí. Era una callejuela de Santiago Centro, oscura por el terremoto y con poca gente alrededor. Habíamos un grupo de personas, unas 15 y yo la única mujer en medio. No recuerdo bien el qué hacíamos tan solo recuerdo un "¡Cuidado con las piedras!" y salimos corriendo. Un tipo como de mi edad me dijo que todo iba a estar bien, que él me protegería y comenzó una pseudo guerra de la que yo no sabía nada. Tras eso me dijo que fuese directo a tomar micro y me fuese a mi casa, que por ningún motivo me quedara rondando por las calles porque los otros me atraparían... Asustadísima le hice caso así es que con todas mis fuerzas corrí a tomar una micro. Mientras corría veía unos seres extraños mirandome, tenían caras como de demonios y al parecer me perseguían. Con más temor corrí y me subí a una micro.
A la noche siguiente volví a ir y me recibieron, aparte del grupo de muchachos de mi edad, unos 10 adultos de unos 50 o 60 años, todos con abrigos negros largos y canosos. Al saludarme todos me dieron un apretón de manos muy especial. Luego de saludarlos me acerqué a los que a esas alturas ya eran mis compañeros de odisea y les pregunté que qué sucedía... "Eso que viste ayer amenazarnos son demonios. Sé que es difícil de entender pero por el momento lo mejor es que nos creas. Ahora, ellos no persiguen a cualquier gente por lo que has notado yaque cuando corrias ayer ellos solo te miraban a ti y no a la demás gente que circulaba a esas horas por la calle, esos demonios persiguen mazones. Sé que has oído de ellos y sé que tu tío abuelo es parte de ellos, pero lo que no sabes es que los puestos son hereditarios y de tu familia tu fuiste la elegida para heredar la mazonería. Ahora debes entender que esta es una misión difícil, desde ahora tendrás que aprender a convivir a estos demonios y en lo posible evitarlos porque si te tocan... bueno, solo evita acercarte a ellos"
Fue extraña la sensasión tras esas palabras, no sé como explicarla bien tan solo sé que no me asombré, era como si siempre hubiese sabido que era parte de la mazonería. Así que tomé cartas en el asunto y cooperé con nuestra pequeña guerra. Tras esa noche aparecieron cerca de 50 demonios todos vestidos de negro y con rostros rojos, estos se veían más ágiles que los del otro día así es que decidí evadirlos lo más posible. Es por ello que tomé un desvío de casi 3 cuadras para evitar a la masa. Recuerdo hacer corrido por un cerro hasta una parte con una pendiente pronunciada donde no había escaleras y con toda fe salté hacia un precipicio de unos 20 metros. En ese momento era como si casi no hub iese gravedad, sentía como me podía mantener en el aire sin caer abruptamente; podía volar. Comencé a descubrir como funcionaba todo esto y me di cuenta que cuando juntaba mis extremidades podía avanzar más rápido, asi como si me inclinaba hacia abajo podía descender. Al divisar un lugar relativamente despejado aterricé y caminé. En ese minuto vi a mi hermano y hermana y cómo los demonios intentaban acosarlos. Corrí donde ellos y les grité que me siguieran pero parecían no entender, así es que los tomé de las manos y lo hice volar conmigo. Mientras volábamos, y mi hermano no comprendía nada, les dije que esos demonios que ellos apenas podían ver perseguían a los mazones y que debíamos escapar. Mi hermano no tardó en preguntarme
-¿Pero y a qué mazones están persiguiendo?
- A mí
Su rostro mostró asombro pero claramente estaba mas preocupado por su vida y arrancar así que por el momento no hizo más preguntas. Llegamos a un lugar con unos 30 demonios, lugar donde debíamos nuevamente tomar una micro e irnos. Esperamos los 3 ahí a que llegase el vehículo que nos debía transportar pero no lllegaba. El tiempo avanzaba y también los demonios, sentía como si un tsunami se me viniese encima en cualquier minuto. Uno se nos acercaba en especial y tenía un cuchillo en su mano, no sé de dónde saqué fuerza con tal de proteger a mis hermanos y me avalancé sobre él y le arrebaté el cuchillo, mientras llegaba la micro yo lo amenazaba para que no se nos acercara. En esto veo el vehículo acercarse a toda velocidad para recogernos de esa situación y los demonios comenzaron a correr para atacarnos. La micro abrió sus puertas y mis hermanos subieron, yo antes de hacerlo tomé el cuchillo y se lo clavé en el pecho al demonio que más nos intentaba atormentar. No quise ni mirar atrás para ver la reacción del bicho raro y subí finalmente a encontrarme con mis hermanos en el vehículo.
Mientras estabamos ya más tranquilos me comencé a cuestionar el cómo llegué a enterrar un cuchillo a un ser, bastante extraño pero ser al fin y al cabo. Cómo tuve la fuerza de enterrar un pedazo de metal en el pecho de ese demonio... nunca me creí capaz de ello, nisiquiera en la situación más extrema pero al parecer la sangre pesa más que los valores en algunos casos. Pensaba en esto cuando dejé de sentir a mi brazo. Abrí los ojos y me di cuenta que estaba durmiendo encima de este. Lo dejé colgando para que le llegase algo de sangre pero no pude volver a entrar a ese mundo de la mazonería, o al menos no aun. Algo me dice que esta noche me volverán a hablar en sueños...





[...Continuará...]

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