martes, 15 de junio de 2021

Sesión 1 - parte 2

 Imágenes borrosas que danzan por mi mente como una tempestad en medio del océano, escondida de todo el mundo donde nadie puede ver lo que ocurre salvo yo. Sonidos de desconsuelo, llantos con lágrimas secas, su voz... No le he dicho nunca a nadie que cada 25 me siento de espaldas a la pantalla del computador y escucho un video de él, no me siento capaz de verlo. Imaginarlo como un ser que alguna vez vivió me parece un choque con la realidad que aún no logro asimilar. Así que solo lo escucho, como si se acercara por mis espaldas y me hablara con ese tono familiar y particular. A veces imagino que al oírlo lo siento estar en un estado de bienestar donde no existen amarguras ni tristezas, me gusta pensar que alguna vez pudo ser una persona feliz aunque solo sea una imagen en mi cabeza. Lo recuerdo siendo niño, corriendo a pies descalzos por la casa mientras arrancaba de la furia de mi madre quien lo perseguía para que se pusiera los zapatos, recuerdo cada embarrada que se mandó y sonrío, o al menos lo hago por un segundo. Está bien, creo que es momento de romper el silencio...

-El 25 de cada mes me siento destrozada, es como no tener fuerzas ni para respirar, me ahogo en lágrimas contenidas hace ya un año y nueve meses. Pero no puedo demostrárselo a nadie, ni a mis hijos ni a mi marido porque ellos me tienen que ver bien, tengo que ser el soporte de la casa. 

"¿Puedo preguntar qué sucedió el día 25?"- esta pregunta resonó como un eco, como esa voz dentro de mi que sigue preguntándoselo, que sigue sin entender qué pasó. Tengo miedo a hablarlo, en el momento que las palabras salgan de mi boca se volverá todo real. La visión se torna borrosa y nuevamente siento cómo voy flotando, salgo de mi cuerpo y me elevo, es como un viaje astral que me lleva al pasado con el único fin de tener mi pequeño espacio de tranquilidad, pero ya no puedo hacerlo como antes, por más que mi mente esté en otro lugar sigo sintiendo la pesadez del cuerpo, como si la gravedad se volviera más densa y mi cuerpo no pudiera sostenerse en pie. Hasta hace unas semanas podía lograr ese paréntesis momentáneo con facilidad (aunque nunca ha sido intencional), solo bastaba flotar y desaparecer por un espacio temporal que se siente como la eternidad, como estar bajo el agua y sentir ese profundo silencio ensordecedor que casi logra hacer estallar los tímpanos. Solo la soledad, solo yo, solo el silencio, mi silencio, tú silencio...










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