domingo, 5 de febrero de 2012

Reclamo al transantiago.

Soy una clienta que desde que tiene edad cancela santamente su pasaje en la micro, al menos hasta hoy. Hoy al subirme al troncal del servicio 201, después de una jornada laboral agotadora de 10 horas seguidas, me subí a la micro y pagué los $580 que me duelen siendo estudiante universitaria. Al momento de avanzar en el torniquete me encuentro con la sorpresa de que este no funciona y que hay que pasar bajo él para avanzar en la micro. Es aquí cuando me pregunto, ¿serían capaces los dueños de esta empresa de subirse a sus propios buses para movilizarse a diario? pues claro que no, gracias a la vida que ellos tienen autos lujosos. Para mi no fue tanto agacharme como una evasiva cualquiera y pasar el torniquete, porque tengo 20 años y a pesar del cansancio del trabajo aun puedo realizar eso, pero la pena y frustración me invadió cuando vi pasar a madres con sus hijos en brazo, arrastrándose cuan reptil, al igual que señoras de la tercera edad. Me pregunto yo, ¿tendrían los dueños de este servicio a sus madres pasando por debajo de un torniquete a los 80 años? Y probablemente no sea así, porque las deben amar en demasía como para tenerles un chofer o en su defecto odiarlas lo suficiente como para encerrarlas en un asilo.

Comprendo que mi queja probablemente no sea leída, y mucho menos respondida o solucionada; da igual. A estas alturas tampoco creo en el sernac como una instancia válida para resolver este problema, ya que más allá de la falla técnica de un bus que venía recién saliendo de su terminal este un problema moral hacia los usuarios que a diario pagan su pasaje y reciben a cambio estas burlas. No, no quiero apelar a la burocracia chilena, quiero apelar a sus consciencias de seres humanos, espero que sean católicos y/o crean en alguna deidad no terrenal, para que cuando vayan los días domingo a misa a pegarse con una piedra en el pecho, sus dioses les prometan las penas del infierno por hacerles pasar estas humillaciones a gente sin los suficientes ingresos económicos como para movilizarse a diario en automóviles, y que además por la codicia de viajar a Europa para sus vacaciones estén subiendo sustancialmente los precios de unos pasajes que no reflejan un servicio que esté funcionando.

Después de ver estas humillaciones probablemente comience a evadir el pasaje, quizás sea multada o quizás no, quizás vaya a la cárcel o quizás no… pero sepan que desde hoy, y por sus negligencias por ansias de dinero, han logrado que una ciudadana responsable que toda su vida les pagó el pasaje ahora se vuelva una persona que aumenta sus tan manoseadas cifras de evasión. Así es que si quieren culpables, pues cúlpense a sí mismos.

Muchas gracias por su tiempo.

No hay comentarios: