sábado, 17 de diciembre de 2011

Renuncio

Renunciar a la empresa no es renunciar al trabajo. El trabajo es la cualidad inalienable del ser humano, por ende renunciando al trabajo se renunciaría a la naturaleza del ser, mientras que renunciando a la empresa se apela a las condiciones del trabajo. Renunciar a las condiciones de trabajo dignas es dejarse dominar por un grupo oligárquico con poder, por eso mismo no renunciar a la empresa es renunciar a los derechos. Renunciar a aquello que las leyes tan grandilocuentemente mencionan como "los derechos del trabajador", renunciar además a la idea de que tras tantos siglos de movimientos sindicales aun no es capaz de cumplirse siquiera la ley de la silla, renunciar a pensar que las luchas previas han sido en vano hasta hoy.
Renunciar al pensamiento de lucha de clases por tener un par de burlas en el bolsillo, renunciar al renuncio porque la historia se repite a lo largo de la historia laboral y en consecuencia renunciar a la idea de algunos cambios.
Pero renunciar a las empresas en este mundo neoliberal es como renunciar al trabajo, porque hoy no hay trabajo sin empresas, por ende el trabajo se vuelve vertiginosa y escandalosamente en otra cualidad inalienable del neoliberalismo económico.

Por eso y mucho más, renuncia. Renuncia a tu jefe, renuncia a las burlas en el bolsillo, renuncia a las empresas, renuncia al neoliberalismo, renúncialo todo... pero no renuncies a los derechos, no renuncies a la lucha de clases, no renuncies al sindicalismo, porque si tu renuncias ahora seremos dos los perdidos en este mundo de dominaciones sin sentido.-

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