viernes, 4 de marzo de 2011

Reflexiones sociales en la volá del insomnio.~

Cuando ando en mis días y me pongo más sensible y perceptiva, me doi cuenta de lo que fui ayer y hoy me parece un ser ajeno a mí. En gran parte estudiar en el emblemático Liceo 1 Javiera Carrera me preparó para salir al mundo con una mentalidad competitiva y haciéndome creer que por estar ahí yo era ya mucho mejor que cientos de otras personas. Gracias colegio de mierda por semejante pensamiento que me diste. Me costó perder un par de cosas para darme cuenta de cómo estaba siendo frente a mis PARES. Fue esa educación pseudo elitista que me enseñó que para llegar a la meta debes arrazar con tus contrincantes. Esa es la educación del siglo XXI, señores. No digo que nos dediquemos a enseñar los valores cristianos en las escuelas porque para eso están las iglesias, pero porfavor, somos seres humanos que vivimos en comunidad, un poco más de empatía por el otro que está junto a tí quizá en una situación económicamente más desfavorable que la tuya, pero que en una situación espiritual puede llegar a ser mejor hombre de lo basura que has sido tú en tu vida.

Creo que la educación más que fortalecer las miserias del ser humano debe reforzar el sentimiento de sociedad y comunidad. Volver a creer que todos somos iguales, no importa cuántos ceros hayan en el cheque del salario, que somos homo sapiens sapiens dotados de las mismas cualidades humanas, de sentimientos, emociones, curiosidad e intelecto.

Esto suena bastante sencillo pero es algo que dentro de nuestra enajenación se nos olvida. Yo postulo eso, que volvamos a tener consciencia de nosotros mismos y de nuestro entorno, que usemos nuestras habilidades y destrezas para construir una comunidad más que para crear armamento nuclear y matarnos los unos a los otros. Es simple, basta partir con mirar a los ojos a la gente que se cruza en tu camino mientras avanzas por las calles y esbozar una sonrisa que diga "No se tu nombre pero que tengas un buen día" O algo así como el saludo maya In lakesh "Tu eres otro yo, yo soy otro tu". De pasadita si nos conocemos los unos con los otros disminuimos la delincuencia que tanto le parece importar al actual gobierno de Chile. Aquí me detengo para mencionarlo a usted, don Piraña. Basta un saludo para disminuir la delincuencia y no mayores penas para los delincuentes ni más cárceles, falta un poco más de educación y se le soluciona la vida a usted y de pasadita nosotros somos más felices. Falta hacer cosas en vez de no hacer cosas, porque no me venga usted con que mientras más gente en la cárcel más segura va a ser su ciudad de papel, que no se le olvide que la gente no está ahí para siempre y cuando salga en vez de ver una efectiva reinserción social para prevenir futuras conductas delictuales va a generar su otro tan nombrado drama de la puerta giratoria, porque si la gente no aprende no es porque sea mala la raza, don Piñera, es porque no se le ha enseñado a hacer las cosas de otra forma que no sea robando, forma que muchas veces deja a familias en la calle porque su único sustento se fue a la cárcel.


Pienso que esta extraña realidad debió haber parecido un chiste de un libro de ciencia ficción hace muchos años atrás pero hoy más que nunca está, aunque escondiéndose bajo falsos progresos que supuestamente son para todos, pero como la gente es tan ingenua (por no decir weona) y no tiene la capacidad de crítica ni análisis... se lo compra todo. Pregúntenle a un chileno promedio de cómo ve que está el país y le va a decir lo mismo que el noticiario: "¡Más bien que nunca!".


Esto es mi país, aquí hacemos las cosas a última hora y nos creemos bilingües porque decimos que lo hacemos the chilean way. Un país que se le olvida que es dueño de sí mismo y su destino, que tiene voz y poder, que tuvo unpasado que no olvida pero que tampoco se debe quedar pegado en los rencores, un país donde se debe trabajar por un mejor porvenir para todos y no solo para algunos. Mi país está mal, es cierto, pero podría estar mejor con cosas simples como no dejar que le tapen la boca ni que les pasen a llevar desconocidos que supuestamente tienen el poder.

Mi país ya no sonríe pero tengo la fe y la esperanza puestas en que los cerebros de todos se pondrán de acuerdo para liberar endorfinas y sonreír de felicidad.

Creo que ya es tiempo de hacer un switch y cambiar la mentalidad... y me incluyo, en vez de ser un país seamos una comunidad. Seamos Latinoamérica por siempre unida.

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