jueves, 6 de enero de 2011

Las miserias

Derrepente el pensamiento de "debes hacer algo por tu vida" inunda mi cabeza. Claro, cómo no hacerlo si me la paso todo el día en el computador haciendo re pocas cosas productivas (por no decir nada productivo). Pareciera que estoy sumida en la más profunda miseria. Me levanto en la mañana y dependiendo de qué tan tarde sea me sirvo desayuno o espero por el almuerzo, luego de eso la maratón para correr al computador y poder usarlo. Si logro usarlo me quedo todo el día encerrada tras cuatro paredes y mi música, si no me quedo en el living viendo televisión o derrepente tocando guitarra mediocremente o leyendo algún libro en mi habitación. Así son mis días de vacaciones (y en época académica no existe gran variación tampoco). De vez en cuando alguien llama a mi celular y me invita a algún panorama pero dependiendo del estado anímico de mi madre veo si me da permiso para salir o no. Últimamente han abundado los "no" y eso me hace sentir aun más miserable.
Siempre me ha gustado descansar cuando estoy de vacaciones, acostarme en la madrugada y despertar pasada la hora de almuerzo, hacer nada más que dormir... pero este año algo ha cambiado. Prefiero salir con mis amistades que estar durmiendo como solía ser antes pero el problema está ahora en que me dicen "que salgo mucho", "que soy una suelta" etc, etc... Y puede que tengan razón, pero ¡hey! ellos también tuvieron juventud. Eso me recuerda a un episodio donde pedía permiso para salir después del año nuevo a lo que apelé a ese argumento. "Mamá, tu también tuviste mi edad y te hubiese encantado que tus padres te dijeran 'salga hija, no se preocupe, nosotros la vamos a dejar allá' ¿o no?" (Amanda 1 Mamá 0)

Mi vida últimamente parece la del protagonista de un libro que está en edad de jubilación, claro el típico viejo demacrado que no haya qué hacer más que ir a la plaza a darle de comer a las palomas o quedarse en su casa escuchando tango y recordando "los buenos tiempos"(debería escuchar tango ahora para volver esta escena un poco más patética, si usted puede señor lector, le recomiendo escuchar algo de Carlitos Gardel y me cuenta qué tan patético le ha parecido esto). En eso me he convertido, en un viejo gruñón. Me falta ser profesor de universidad y reprobar a mis alumnos para hacer esto aun más miserable.

Diantres, recién tengo 19 años y estoy así... ¿Cómo sería entonces a los 85? ¿Iría a las plazas a darle de comer migas de pan a las palomas? ¿Tendré en vez de un marido muchos gatos que me hagan compañía y me dejen los sillones con olor a orina? Por alguna extraña razón, señor lector, me produce cierto placer este estilo de vida. Prefiero la insana soledad a la problemática compañía. Cuando digo esto la gente me mira extraño, sus rostros cambian de la indiferencia a la compasión por esa pobrecita que pasará el resto de sus días sola dándole de comer a sus gatos. A su vez, mientras ellos hacen eso yo disimulo mi rostro pero pienso en lo triste que serán sus vidas encerrados en la vida marital donde a eso de los 80 años tendrán que ayudarse mutuamente a cambiar sus pañales. ¿Qué le parece más miserable, señor lector? ¿La alternativa A o la B?.
Si su respuesta fue A le invito a seguir leyendo esto, en cambio si se inclina por la B deténgase y haga como que si nunca hubiera leído esto.

Nos desviamos un poco, volvamos nuevamente al pensamiento de "deberías hacer algo por tu vida". Es fácil pensar eso, de hecho es fácil pensar muchas cosas, lo que cuesta es llevar esas ideas a acciones. Y si, señor lector, ha descubierto uno de mis secretos, me cuesta concretar lo que pienso. Derrepente tengo buenas ideas pero si no tengo el empujoncito ganador, todo queda en nada. Claro, hay veces en que cuando le gano salen buenas cosas, por ejemplo la salsa, el circo, la escritura, la música, la guitarra o la psicología. Cuando no... quedo como ahora, en nada.

Extrañamente este último tiempo estoy desganada con todo, nada me produce el placer de antes. Hace un tiempo la alegría se me escapaba por los poros, las ganas de sonreír y ser feliz... hoy por más que intento volver a ese estado, no he podido. Aun no me rindo, pero ha sido complicado. Una de las formas que he tratado para volver a eso ha sido la meditación. Y si, derrepente tengo lo que se llamaría "experiencias cumbres" pero es solo eso, pequeños momentos donde me siento autorealizada. Mejor no me voy por ese lado, no tengo ganas tampoco. De hecho no tengo ganas de seguir escribiendo, quizá me encierre en cuatro paredes a escuchar tango y sentir la miseria de mi vida. Si, eso haré.

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