miércoles, 16 de junio de 2010

It is the 21st century


Es bello -pensó-, es de hecho bastante agradable. Claro, siempre y cuando lo veas desde fuera, porque si lo haces desde su interior notas lo amable (de amor) que puede llegar a ser. Puede que a ratos parezca un completo desastre, un tipo con los cabellos largos y enmarañados, un cobarde que no se atreve a avanzar por un lago congelado en invierno y que ésto te haga sentir impotente, porque hey ¿a quién no le molesta un chico sin iniciativa?, pero no hay por qué quedarse con el lado negativo de las cosas, veamos el positivo (¿o el menos malo?). Es uno de esos tipejos con los que puedes mantener una conversación con fondo y contenido, tanto así que pueda a llegar a molestarte su capacidad de sacar argumentos cada vez que levanta una piedra (pero al fin y al cabo es mejor eso a un pobre hombre que te hable de la farándula nacional), también puedes, si te interesa el ámbito, hablar infinitamente de artes: fotografía, cine, música, etc. ya que este hombrecillo disfruta de éstos placeres de la vida, además es uno de esos de humor ingenioso e inteligente que hace que las carcajadas no dejen de estar presentes en una conversación, por muy seria que ésta pueda ser.
Es algo así como "el príncipe azul" si quieres llamarlo (yo no lo haré, ingenuidad a estas alturas poca me queda), el hombre que quieres presentarles a tus padres y que sabes les causará una buena impresión, el que quieres mostrarle a todas tus amigas para que te den su aprobación (porque un rechazo de él es casi tan improbable como que falle la ley de gravitación universal), el que en delirios de mujer enamorada ves vestido con un terno negro, tomándote la mano y diciendo "Si, acepto".

Si, si, si... es todo eso y más... pero de nada sirva que exista si compartes con él una vez a las quinientas y siempre con decenas de personas extras a la situación. ¿Qué cree usted, señor lector? ¿Será momento para dejar salir a la mujer del siglo XXI?

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