domingo, 23 de mayo de 2010

Paredes grisáceas


Confieso que
las balas oxidadas
se pierden en el camino
hacia mi persona.
Que las serpientes
que rodean mi cuerpo
no tienen veneno suficiente
para romper mis pieles
y menos aun
dejarles vulenrables.

Confieso que
no miro con desgano
la atención
pero
si eso le inoportuna
es porque usted mismo deja
que mi brillo lo opaque.
Tenga decisión,
no se calle la voz,
grite a los cuatro vientos
vuestra opinión.

Confieso que
mi indiferencia
puede ser hiriente
y si es así
ofrezco mi mas sincera disculpa
pero tan solo la ofreceré una vez
así es que no permita que
los demás le rompan la armadura;
contruya una de acero inoxidable
y no una de papel.

Confieso que
mi confianza la di
en mi minoría de edad.
Ahora entrego sonrisas por doquier
pero por dentro
no se te ocurra aparecer
porque
toda la idea que tienes de mi
de individualista
egoísta
competitiva
se derrumbará
y no me podrás odiar nunca más.

Soy menos de lo que tu crees
y más de lo que yo soy.

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