lunes, 19 de julio de 2021

 Este es precisamente uno de esos momentos que podría llamar "riesgoso". La necesidad de interactuar con un otro, la impresión de tener tiempo libre para hacerlo, el temor a llegar a sentir soledad si me quedo de brazos cruzados, sumado a la infaltable ansiedad que recorre mi cuerpo y se atasca en mi abdomen, como queriendo obligarme a vomitar las palabras que me rehúso a verbalizar. Me pregunto ¿Cuánto tiempo podré mantenerme firme? a fin y al cabo es mi plan el que estoy ejecutando, o al menos intentando. Esa imagen idealizada que construyo, habitualmente con demasiada facilidad, se entromete en mis pensamientos con "posibles" que de seguro no ocurrirían. 

¿Para qué estoy haciendo esto? La ambivalencia de mis acciones ya es irrisoria, mientras en un extremo intento mantener los muros de mi sanidad mental arriba, en el otro veo una jugada a mediano-largo plazo para un posible "algo" entre los dos. No se puede obtener todo Amanda, piensa en esto como si ya hubiese tomado la decisión un tiempo atrás y pregúntate ¿Creo que esa fue la mejor decisión para mi?. 

Escenario N°1: Mantuve el silencio en el tiempo, me permitió ver la situación con mayor claridad y eventualmente fue algo que se fue olvidando. Fue un espacio de reflexión de cómo aquellos momentos de soledad quieren pasar una mala jugada para sostener la misma dinámica de siempre, la dependencia emocional. 

Escenario N°2: Hablamos, se sintió como que nada había pasado, olvidé por qué me había molestado (aquella promesa sin cumplir). Seguimos hablando, la ansiedad de separación elevó mis niveles de angustia a las nubes, comencé a comportarme como una niña chica, se alejó, me quedé con el vacío del abandono emocional. 


Tik tok... tik tok... 

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