sábado, 5 de abril de 2014

Para el ciego, para el terco, para el que no me comprende.

Honestamente creo que lo único que intento volver a hacer es sentirme nuevamente especial contigo. Volver a sentir que entre todas las idiotas que te rodean yo si significo algo para ti, pero que no sean solo frases sino que lo sienta en actos que me devuelvan la exclusividad que hace ya tiempo perdí contigo.
Experimentar nuevamente esa sensación de sentirme como una más del montón desata en mí esta cólera descontrolada y hoy solamente sirvió para darme cuenta que aun no estoy lista. Aunque intente partir de cero inevitablemente las cosas no son de la nada y debo asumir que compartimos un tortuoso pasado en común.
Debo asumir que no puedo ser comprensiva frente a ciertos temas cuando mi ego se ve involucrado, por más que realice intentos racionales por serlo dentro de mi aun no lo consigo (y honestamente no creo que quiera ser comprensiva frente a esos temas). Me siento totalmente incomprendida de su parte, esa es la triste realidad. Me encantaría decirle de forma directa todo lo que quiero y no quiero que sea pero no me atrevo, sigo perdida en la ilusión de que algún día todo lo que espero de él nacerá de su interior y no de mis palabras. Sigo atascada, aunque no lo quiera, en la esperanza de que algún día no deba decirle las cosas y siga mi ritmo. Vivo en la eterna ilusión de que un día la luz divina lo iluminará y al fin sabrá perfectamente todo lo que debe y no debe hacer, todo naciente desde su convicción. Pero las cosas no funcionan así, sigo viendo en él una persona indecisa y con poca capacidad de ordenar sus objetivos en la vida aunque haga los esfuerzos por no serlo pero inevitablemente esos esfuerzos se sienten forzados y quizás no duren mucho para volver a lo de antes.
Después de este tiempo me he dado cuenta de que aún tiene la capacidad de, en un segundo, hacerme sentir mal y angustiada, capacidad que desconoce hasta que pasa mucho tiempo para notarlo, porque asumiendo las cosas debo decir que sus procesos son mucho más lentos que los míos e inevitablemente logra estresarme en situaciones como estas. Y seguimos en la misma dinámica que muchas veces en el pasado señalé me tenía cansada, aun soy la que debe planificar los encuentros e inevitablemente a ratos siento que si no lo hago simplemente no nos veríamos. Sigo perdida en más ilusiones, en que un día aparecerás de la nada y por motivación propia en mi casa o en la universidad y me invitarás a dar un paseo, sigo esperando que un día despierte con él en mi ventana con unas flores en la mano y alguna cursilería como mariachis... Porque si, aunque me de asco admitirlo soy más de la vieja escuela de lo que quiero aceptar, los detalles y las cursilerías son parte de los esquemas mentales que tengo sobre lo que debe ser un hombre en una relación amorosa, por ende cuando me veo enfrentada a la realidad sufro tanto, porque las cosas no son como me gustaría que fueran.
No tienes idea de la nostalgia que siento, de cómo me hubiera gustado que antes de bajarme del auto salieras tras de mi y me aseguraras que las cosas iban a cambiar, que estabas dispuesto a eso y mucho más...  pero solamente sentí que por tu mente pasaron dos cosas: la primera desconcierto frente a lo que te estaba diciendo y la discordancia con lo que mencioné unas horas antes o la segunda de que no estabas seguro de darlo todo por mi. Honestamente quiero pensar que fue la primera pero aún así no tengo todo el tiempo del mundo para volver a esperarte para otra decisión. Yo de verdad pensaba que esta vez estabas claro, en verdad tuve la ilusión de que las cosas serían distintas... pero pequeñeces como la de hoy (bueno, pequeñeces entre comillas porque al menos para mi no lo son) me hacen volver a sentir esa enorme desilusión cayendo sobre mis hombros, me hacen sentir nuevamente pequeñita y frágil aunque me muestre dura como una roca y ya no sé si quiera volver a pasar por esta u otras situaciones.
A pesar de todo sigo sintiendo que no estás claro y eso es lo que más me asusta de tomar una determinación, porque un hombre seguro de lo que quiere se huele a distancia e inevitablemente se ve en cada acto que realiza... pero tu, solo me has mostrado seguridad fragmentada, nada completo.
A ratos en verdad siento que te quiero, aunque lo minimice cuando estoy contigo, pero siento que no entiendes que de verdad necesito sentirme única contigo, necesito recuperar la sensación privilegiada de ser la única mujer en tu vida que perdí desde tu infidelidad... y me apena que no lo entiendas, porque todo este alboroto para mí no es más que un síntoma de que nuevamente me importas más de lo que creí.

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