lunes, 10 de marzo de 2014

(1)

Me basta con un segundo, esa es la triste realidad. Sentir la electricidad que sube desde mi apretado estómago hasta mis mejillas sonrientes. Inhalar una bocanada exagerada de aire y exhalar dejando escapar un suspiro que me delata. Basta con tan poco, exageradamente poco. Una sonrisa, una palabra con un secreto guardado bajo 7 llaves y ya está. "¿Por qué me enamoro de la primera persona que muestra un mínimo de atención?" Años viendo una y otra vez el Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos y aun me faltan herramientas para responder. 
Vuelvo a inhalar profundo y ahora me río de mi misma, de cómo el pretérito, presente y futuro se enmarañan en un eterno segundo cuando te pienso. Definitivamente no hay remedio, siempre está esa semilla que parece estar escondida y a la mínima gota de agua germina, por más que el suelo esté seco. 
Me río, no me queda de otra más que reír...

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