Ansiedad, ansiedad, ansiedad... Ansiedad que aceleradamente se va convirtiendo en angustia tras este lapso de interminable silencio entre los dos. ¿Cuánto tiempo pasará esta vez para calmar la ansiedad? Esa pregunta claramente me vuelve más ansiosa, la maldita incertidumbre de no saber de ti me mata, me angustia... Si, esto ya dejó de ser ansiedad.
Me angustia este silencio de no saber de ti, de cómo estás, de qué piensas, de si me odias o no... Me angustia no verte, no escucharte, no abrazarte... Solo quiero gritar, y gritar y volver a gritar.
Gritar que te necesito y que tengo miedo, que tengo angustia, que no aguanto más. Gritar que vuelvas, que me hables, me escuches...
Siempre la peor parte es la posterior a ponerte entre la espada y la pared, porque no tengo idea si me vas a elegir a mi o nuevamente seré la opción B. Angustia, angustia... Incertidumbre que me corroe. No tienes idea lo angustiante de esta situación y seguramente no lo sabrás hasta mucho tiempo más cuando al fin tengas las cosas claras... Lo triste es que no quiero pasármela así otro día más y esta vez de verdad quiero dejar mi angustia en tus manos porque no tengo nada más que hacer que esperar, esperarte a ti, esperar a que el nudo en la garganta se vaya y a que estas lágrimas se sequen y marquen mi rostro.
Esperar, esperar... Nunca he sido la más paciente y esta situación solo logra enloquecerme aún más.
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