Aún no podía creerlo, creo que mi peor error fue a modo de diversión ver esa conversación con su ex mientras él sostenía su teléfono touch en la mano. Ahí estaba, esa pequeña palabra que me hizo sentir nuevamente cómo mi mundo se caía a pedazos, cómo este nuevo sentimiento que volvía a nacer se iba cayendo abajo cuan terremoto destruye un edificio y deja los pedazos de concreto en el piso. Así me sentí en esa milésima de segundo en que leí "hola linda".
-¿Sabes qué? -le dije- creo que cambié de opinión, no me vuelvas a buscar hasta que ella haya desaparecido.
Tomé mis cosas y salí de su auto camino a la reja de mi casa, mientras una parte de mí le pedía a gritos que él también se bajara, me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien... pero no fue así.
Entré a mi casa, saludé a mi familia con mi mejor sonrisa fingida y me dirigí a mi pieza. Ahí estaba, sentada en la cama, mirando por la ventana, viendo el espacio vacío del estacionamiento que unos minutos antes ocupaba su auto color gris piedra, color que elegimos juntos unos meses atrás cuando lo acompañé a comprar su primer auto cero kilómetros. Miraba como queriendo que derrepente volviera a estacionarse y se bajara para buscarme. No sé por qué siempre tengo esas fantasías de que me persigan, es absurdo especialmente cuando les digo que "no" a las personas... pero a ti te dije alguna vez que debías ser insistente, que yo era como Judas porque te negaría 3 veces y luego diría la verdad. Así que aunque siempre tenga estas fantasías de que volverás, en el fondo de mi corazón sé que no será así... y es ahí cuando la realidad me traiciona y me hace derramar un par de lágrimas desesperanzadas.
Son graciosas, entre comillas, las cosas que hago cuando lo extraño. Nunca le he dicho pero en cada episodio en que no nos hablamos, abro whatsapp y le escribo cosas que nunca le envío. Juro que es verdad, siempre abro su ventana e intento decirle cuánto lo extraño, cuánto me arrepiento de todo, cuánto lo necesito... pero nunca tengo las agallas de mandárselo.
Y probablemente ya nunca las tenga, Nicolás, porque quererte, en estas situaciones, me agota. Porque ya no sé qué hacer conmigo, solo sé que me canso de llorar a solas y sentir una y otra vez que lo voy perdiendo... Porque en estos minutos lo único que quiero es que aparezcas y me abraces pero sé que no será así, porque en mis momentos de crisis lo único que logro generar en ti son dudas y confusiones que a la larga solo terminan por angustiarme más...
Ya no sé cómo pedirte que por favor no te vayas, que no soy capaz de volver a ´perderte, no sé cómo pedírtelo...
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