Ojalá se apagara la noche,
que el fuego del sol perdure
y alumbre a todo momento.
Ojalá no llegara más el anochecer,
que no apareciera más la luna
ni las estrellas miren fijas estas lágrimas caer.
Porque se va la luz que distrae mi alma
y no puedo evitar sentir el pecho apretado.
Ver a mi alrededor y no encontrar nada
y pensar... recordar.
Dar vueltas en mi cabeza
y encontrarte aunque no lo quiera.
Pensarte desde el pretérito
sabiendo que ya no hay presente ni futuro.
Extrañarte como el infierno
y paralizarme,
congelar este espacio.
Cómo quisiera robarme la luna,
apagar cada estrella del firmamento,
porque la noche ahora es más fría
y no está tu abrazo tibio para adormecerme.
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