Me basta con un segundo, esa es la triste realidad. Sentir la electricidad que sube desde mi apretado estómago hasta mis mejillas sonrientes. Inhalar una bocanada exagerada de aire y exhalar dejando escapar un suspiro que me delata. Basta con tan poco, exageradamente poco. Una sonrisa, una palabra con un secreto guardado bajo 7 llaves y ya está. "¿Por qué me enamoro de la primera persona que muestra un mínimo de atención?" Años viendo una y otra vez el Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos y aun me faltan herramientas para responder.
Vuelvo a inhalar profundo y ahora me río de mi misma, de cómo el pretérito, presente y futuro se enmarañan en un eterno segundo cuando te pienso. Definitivamente no hay remedio, siempre está esa semilla que parece estar escondida y a la mínima gota de agua germina, por más que el suelo esté seco.
Me río, no me queda de otra más que reír...
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