Me encanta esa gente que conserva la energía propia del apogeo de la infancia, esas actitudes medio pueriles que los llevan a hacer alguna mínima cosa que los deja riendo por horas y horas. Me encanta compartir esos momentos con otros, como después de una maratónica jornada de clases salir de la sala corriendo y gritando para liberar energías.
Todo esto a propósito de que necesito reestructurarme y volver a aquello que me hace feliz... lentamente.
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