Sí, me hubiese gustado que el velador que pusimos para trancar la puerta hubiera sido más pesado y así evitar que nos interrumpieran. Sí, me hubiese gustado besarte más veces durante la noche en vez de hacerme la dormida cada vez que alguien entraba a la habitación. Sí, me hubiese gustado faltar a mi último día de trabajo cuando desperté en la mañana y me pediste que faltara... pero todo fue tan banal, tan simple y absurdo, que no vale la pena siquiera seguir recordando.
A fin de cuentas es otro episodio de aquellos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario