-Ya estás exagerando otra vez... Doctor, no le crea.
-Por favor, déjela que termine. Luego si usted desea hablar puede contarnos pero ahora respetemos los turnos de los otros.
-Bueno principalmente es eso, siento que no puedo dialogar con mi madre. He intentado hacerlo de diversas maneras y no hay caso, no funciona. Derrepente trato de decirle fríamente para ver si se da cuenta y no, ahora prefiero simplemente quedarme callada porque cosa que le diga la toma como un ataque y me dice que le falto el respeto mientras me levanta la voz.
A mi no me gusta esto, yo amo a mi madre pero siento que ella no quiere cambiar, que en verdad no tiene la voluntad suficiente como para decir "Ok María, contrólate y cuenta hasta diez". Y es en esos momentos en que me gustaría que estuviésemos aquí en la terapia, para que un factor externo a la familia que pueda ver las cosas mejor nos guíe (no solo a ella, a mi también) y podamos así llegar a la solución del problema más que seguir metiendo el dedo en la herida.
(Tengo pena... siento que mi mamá dentro de la casa es una y afuera es otra. Para los demás siempre está esa María Nelly buena, bondadosa, alegre, comprensiva... pero para la familia poco se ve de eso. Suele mostrar más su faceta de madre déspota que de comprensiva. Está bien que se relaje con los demás, estoy complemente de acuerdo con eso, pero es mucha la diferencia entre una y otra. A veces quisiera que mi mamá me diera un abrazo por ningún motivo en especial, solo porque quiera hacerlo, que fuera como esas mamá de las películas que son bonitas, tiernas, comprensivas... pero bueno, uno no elige donde nacer)
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