Más de alguna vez había tenido contacto con personas que alcanzaban experiencias místicas, y no le temía a esas personas en absoluto, es más evidenciaba un grado de acercamiento hacia ellos, pero llegado el momento de que algo así se le acercase a su persona le inmovilizaba por completo. Pensaba en qué término decía utilizar para este miedo de permanecer inmóvil frente a lo desconocido, fue a consultar un diccionario para ver si alguna palabra se la acercaba a esa idea pero no encontró lo que buscaba. "Deberían crear un nuevo término -pensó-. Algo como Aexocorporiusfobia. Sí, suena como un término erudito".
Tras encontrar un nombre para su problema, que era el primer paso, se mentalizó en qué la llevaba hacia este miedo. Buscó en su infancia algún indicio, alguna voz extraña, una sombra que la atormentara en las noches, algún familiar que después de muerto le diese algún mensaje, pero no tuvo éxito. Al menos no a simple vista, ya que probablemente dicha experiencia se encontrase trabada por su inconsciente. Ahí estaba el problema. Sabía dónde estaba la fobia pero no cómo llegar a ella. Y en ese preciso instante se sintió consumida levemente por las ansias de querer terminar luego los 5 años de la carrera que le permitiría llegar a esos lugares, la Psicología... [CONTINUAR]
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