Si hay algo que a Amanda le apesta es tener que adecuarse a los ritmos de los demás. Cuando camina por la calle y se topa con alguien que va más lento que ella, lo adelanta. Cuando debe hacer trabajos en grupo y los demás no van a su ritmo, se enoja. Sabe en su interior que debe contar hasta 10 y tener más paciencia, y lo hace, pero no puede dejar de lado el hecho de disgustarse en primera instancia.
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